09 agosto 2007

UN DELINCUENTE MENOS, ALGO ES ALGO

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(no se aceptan pitutos).

3 comentarios:

Antigayina dijo...

De chico acomodado a barrabrava fiel


Martín Gonzalo Acro, el hincha de River que fue baleado el martes y murió esta mañana, se educó en un colegio privado de Belgrano. En el entorno de la hinchada se lo conocía como "un pibe de clase media-alta de Saavedra". Siempre ocupó el rol de ladero de otros violentos. Primero de Luis Pereyra, alias El diariero. Después de Adrián Rousseau. ¿Su lema? "Serle leal al jefe", cuentan.
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video.01Informe desde el Hospital Pirovano. (TN)

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OTRA EPOCA. Acro en el Mundial de Alemania, antes del partido Argentina-Serbia y Montenegro. Comenzó a insertarse en la barra cuando tenía 15 años. (Gentileza Club Argentino Stuttgart)
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Por Hernán Buzzella, de la Redacción de Clarín.com
hbuzzella@claringlobal.com.ar

Nadie que lo haya conocido de adolescente habría podido imaginarse que la vida de Martín Gonzalo Acro se apagaría a los 29 años de la manera en que ocurrió esta mañana. Pertenecía a una familia de Saavedra, de buena posición económica, escuchaba a Los Ramones, era de los mejores alumnos en un colegio privado de Belgrano y, además, un habilidoso jugador de fútbol. El martes a la noche, a la salida de un gimnasio en Villa Urquiza, fue interceptado y baleado por desconocidos: primero recibió un tiro en el muslo, y luego dos más en la cabeza. Ingresó al hospital Pirovano en estado desesperante y –tras treinta horas de agonía- murió.

Acro se ufanaba hincha de River desde la cuna y concurría a la cancha como cualquier chico de su edad. Además era socio, y los fines de semana jugaba al fútbol con sus amigos en el club. El secundario lo hizo en la Escuela Argentina General Belgrano, ubicada en Monroe y Conesa. Allí nació la amistad con su compañero de curso Matías Goñi, otro de los actuales referentes de la barra a quien la Justicia le allanó su casa el último 6 de junio por el violento enfrentamiento en el estacionamiento del Monumental, luego del partido contra Independiente.

Goñi vivía justo enfrente del colegio y, antes de llegar a la avenida Balbín, en la esquina de su casa, había un puesto de diarios. Pero no uno cualquiera: era el puesto de diarios de Luis Pereyra, alias El diariero, líder de Los Borrachos del Tablón en los 90. Ahí, en ese reducto de mil anécdotas, Goñi y Acro pasaban sus tardes y comenzaron a ganarse la confianza de uno de los barras más famosos del país. Empezaron a ir la cancha bajo su protección y la de su grupo y, con frecuencia, recibían camisetas originales de los jugadores de River y entradas gratis: todo un tesoro para chicos de 15 años.

Pero El diariero fue encarcelado y dejó su puesto tras el crimen del hincha de Independiente, Christian Rousoulis, ocurrido el 21 de diciembre de 1996, a la salida de un partido en Avellaneda. El liderazgo, a partir de ese entonces, comenzó a ser ganado por Alan Schlenker y Adrián Rousseau, amigos inseparables en aquellos años en los que eran llamados Los Patovicas. Acro y Goñi –que comenzó a ser conocido como El Diarierito- empezaron a escalar posiciones dentro de la barra y se transformaron en hombres de confianza de los jefes.

Acro estudiaba periodismo deportivo, pero decidió abandonar la carrera principios de 2000 cuando, por su posición de privilegio dentro de Los Borrachos del Tablón, recibió una oferta tentadora: trabajar en el club, a cambio de un jugoso sueldo. Hasta febrero – fue despedido por los dirigentes- cobraba 5.763,55 pesos por realizar tareas de mantenimiento. Además, viajó a Alemania para presenciar el último Mundial. Gratis para él, financiado por alguna influencia "amiga".

Luego, llegó la pelea entre Alan y Adrián. Y las aguas se dividieron: Goñi se fue con Schlenker y Acro juró fidelidad a Rousseau. Al parecer, las cosas no habrían terminado bien entre los dos amigos del secundario. En febrero de este año, La Batalla de los Quinchos fue el primer enfrentamiento serio entre ambos bandos (hubo un herido de bala y otros con arma blanca). En junio, volvieron a chocar y la lista de heridos y sangre derramada aumentó.

El último sábado, en José C. Paz, existió una nueva guerra entre ambas facciones que luchan por el liderazgo de la barra. Según cálculos aproximados, el "negocio" dejaría a sus dueños una ganancia cercana a los 200.000 pesos mensuales. El martes a la noche se desató el episodio más violento y causó la muerte de Acro. Otro capítulo negro de la violencia que domina el fútbol.

Anónimo dijo...

eso por ser hincha de river, que en paz descanse....

Anónimo dijo...

este y todos no son hinchas de nada, son delincuentes comunes que azotan a la sociedad. pero no se olviden a aguilar, el maximo responsable